La caída en el precio del oro y en una gran variedad de materias primas es un claro signo de una ruptura en la recuperación del crecimiento global. Esto no va a solucionar nuestros problemas de empleo y de déficit público.
A menudo, en economía, el mismo fenómeno se puede interpretar de diferentes maneras, incluso opuestas, sin que nadie este completamente equivocado … encontramos un buen ejemplo en la reciente caída de oro.
La onza de oro se cotizaba en Londres en 1.790 dólares el 05 de octubre 2020, terminó el año 2012 alrededor de los 1675 y el viernes 12 de abril cayo a 1,548 $ y el lunes 15 cayó a 1416 antes de estabilizarse en los siguientes días días entre 1380 y 1400 dólares la onza. Ahora vamos a ver cómo podemos interpretar este colapso.
Para algunos, esto es una buena noticia. El aumento continuo de la cotización del oro desde el comienzo de este siglo se ha acelerado aún con la crisis financiera de 2008. El razonamiento de los inversores era simple: en un mundo amenazado por una grave crisis económica y con los bancos al borde de la quiebra (algunos han estado más que esto, quebraron), la inversión más segura era el oro (en algunos países como Estados Unidos o España, no una opción encontrar refugio en los inmuebles y bienes raíces, ya que la crisis afecto primero al mercado inmobiliario.).
En sí, la caída del oro sería una buena noticia: es una prueba de que los inversores ya no temen un colapso del sistema bancario internacional y ya no se muestran reacios en invertir su dinero en productos financieros. En resumen, sería un indicador del próximo final de la crisis.
Esto es cierto, pero sólo en parte. Podemos encontrar otras explicaciones a la caída del oro, que son mucho menos optimistas. El principal temor es definitivamente una recuperación más débil de lo que se esperaba de la economía mundial, lo que resulta en menos demanda en el mercado de materias primas y por lo tanto un menor riesgo de deslizamiento de los precios. El oro, no olvidemos, es antes de toda una protección contra la inflación.
Esta explicación no parece muy plausible. La reciente tendencia a la baja no sólo ha afectado el oro y a todos los metales preciosos (plata, platino y paladio) pero también a los metales de uso industrial como el cobre, el níquel o el estaño y también afecto a los precios del petróleo que bajaron considerablemente, el Brent del Mar del Norte paso por debajo de los 100 dólares el barril por primera vez desde julio de 2012. Este descenso de los precios del petróleo se basa en una abundante producción en algunos países, entre ellos Estados Unidos, pero también en una revisión a la baja de las estimaciones de la demanda, especialmente en Europa.
Desde hace algún tiempo, algunos economistas advertían los inversores del alto riesgo en los increíbles índices bursátiles en Wall Street.
Ciertamente, la política monetaria muy acomodaticia aplicada por la Reserva Federal logro su objetivo: acelerar el crecimiento económico de los estados unidos, pero la evolución de los precios de las materias primas mostró que los mercados financieros no creen en esta recuperación y lo demostraron con su habitual brutalidad.
El otro era el rumor que Chipre podría vender su oro para llenar las arcas públicas. En sí mismo, esta noticia no es muy preocupante: porque Chipre no tiene suficiente oro como para perturbar el mercado. Sin embargo, si se produce esta venta de oro, puede significar que otros países europeos altamente endeudados también podrían decidirse a vender su oro. Y los inversores han decidido vender inmediatamente antes de que los bancos centrales lo hagan a precios más bajos. Y como todos los inversores son propensos a tener la misma idea al mismo tiempo, hemos visto el resultado …
El oro baja debido a la ausencia de crecimiento mundial.
Esto es del punto de vista económico, la razón por la cual todas las materias primas, incluido el oro, han caído. En el primer trimestre, el crecimiento de China ha sido menor de lo esperado, a un ritmo de “solamente” 7,7% anual. Y esto es muy grave ya que China es el mayor comprador de materias primas en el mundo. La economía Rusia está estancada y la India y Brasil están cerca, ellos también, de un importante bajón.
En Estados Unidos, las estadísticas más recientes han sido decepcionantes, en particular, los indicios de confianza de los consumidores. En Japón, la nueva política monetaria se puso en marcha y vimos inmediatamente el impacto en el mercado de valores. En cuanto a Europa, está claro lo que hay.
Las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional hablan de otro año de recesión, con una caída del 0,3% del PIB. Aunque Alemania podría pretender a un magro 0,6% este año.
En cuanto a Francia, el FMI predice un ligero descenso del 0,1% del PIB y no un aumento en el mismo orden de magnitud que el requerido por el gobierno.
¿Qué hacer en Europa?
Principal acusado: las políticas de austeridad llevadas a cabo en toda Europa, no solamente en España. En este punto, casi todo el mundo está de acuerdo: estas políticas han tenido un impacto en el crecimiento más fuerte de que se pensaba. Y, por otra parte, con un menor crecimiento, la consolidación fiscal no se logra, porque los ingresos fiscales están bajando.
¿Una vez hecho esto, que podríamos hacer? O aceptamos una reducción gradual de los déficits públicos y añadimos una dosis de austeridad, con el riesgo de estropear un poco más el crecimiento económico. También podríamos renunciar a imponer nuevos recortes adicionales en el gasto público, el gobierno de los Países Bajos lo hicieron y continúan avanzando hacia el equilibrio de sus finanzas públicas.
Esta solución parece ser consistente con el sentido común. Pero no está claro de cómo se podría aplicar de un estado a otro y en la zona del euro en su conjunto no queda mucho para hacer en términos de políticas de rigor, que tiene el efecto negativo de prolongar la recesión, el aumento del desempleo y, por lo tanto, hace que sea más difícil de consolidar las finanzas públicas.
Nuestro gobierno ha optado por un camino intermedio, con la esperanza de mejorar el estado de sus finanzas sin afectar negativamente el crecimiento y el empleo. Pero con el riesgo de no satisfacer en cualquiera de estos puntos. ¿Pero hay realmente otra opción?
Las economías occidentales están enfermas; demasiado deuda; Demasiado políticas monetaria. Keynes y Friedman estaban equivocados. El aumento de la deuda de los estados está ayudando a la impresión de dinero, pero esto lleva a la deflación, no a la inflación. Esto vendrá más tarde para completar el desastre. Tomemos el ejemplo de Francia, que ha visto un aumento de la deuda de 622 mil millones de euros y una ratio de deuda / PIB de 141% en los últimos cinco años. No hay creación de riqueza financiando una deuda que se pagara siempre más tarde.
El aumento de la deuda no ayuda a la economía. En lugar de pararnos en pensar, seguimos creando más deudas. El punto de no retorno ya pasó hace mucho. Todo este dinero no entra en la economía y por lo tanto no se utiliza para estimular la demanda de bienes o la inversión empresariales. Se utiliza para equilibrar las cuentas de los bancos, pagar los bonos a los altos cargos de las finanzas y alimentar la especulación sobre los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos.
En esta locura podemos también subrayar nuestro cretino dogma de la libre competencia. El resultado es un crónico déficit comercial de $ 150 mil millones en toda la UE y un aumento sin precedentes de las quiebras de empresas y de subida del desempleo. No. la caída del precio del oro no es una buena noticia.
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