Desde el día de la asunción de Biden, no he parado de escuchar diferentes versiones sobre el Divorcio financiero en puerta por el que planearían pasar China-USA con total espanto. Ello en virtud de los dichos pocos felices, pero seguramente muy bien estudiados que arrojo Timothy F. Geithner, en los que aseguraba que la nueva administración tiene el convencimiento de que Pekín manipula su divisa, el yuan, para mantenerlo por debajo de su auténtico valor y garantizar así la competitividad de sus exportaciones y su mano de obra.
Básicamente el problema surge que, como sabemos, la economía China se está contrayendo más rápidamente de lo que parece, considerando que de la última estimación de crecimiento del PIB Chino de 2019 es del 6,8%. Esas son las cifras oficiales, pero parecería que su método de cálculo es lo más parecido al INDEC argentino que, a otra cosa, pues algunos estudiosos sostienen que, en verdad, por las características del crecimiento en otros países donde tienen el problema de la “sinceridad bruta” y un cálculo adecuado estaría marcando un crecimiento que rondaría el 0%. Si, leyó bien, el 0%, de ahí el tamaño del problema. En caso que esto ocurra, China no tendría fondos excedentes para colocar en inversiones y debería recortar sus compras de deuda pública de EEUU. Algo así como que Tío Sam, un día llego a la casa y se encontró sin dinero.
En consecuencia, podría temerse que la financiación China puede faltarle a Estados Unidos justo cuando el bote necesita salir nuevamente a flote y a todo vapor. Y como de alguna manera hay que financiar el déficit, las recapitalizaciones de las financieras y el estímulo fiscal, ¡solo queda una sola cosa que hacer cuando no alcanza y somos dueños de la maquinita de hacer los billetes…claro! A funcionar día y noche.
Claro que para ello los papeles del divorcio ya llegaron al estudio del abogado, y ante todo lo dicho y el inminente quiebre de relaciones, parecería que vamos a un escenario inflacionista, e incluso hiperinflacioncita por la constante y multibillonaria emisión de dinero. Espero estar exagerando, pero si hay fiebre probablemente haya infección. Ahora bien ¿todo esto sorprende a EEUU? ¿O de algún modo estamos ante un escenario montado para la ocasión, que solo pretenden histeriquear un poco para después reconciliar? Muchos opinan que en realidad todo lo contrario y que deberíamos esperar deflación.
En primer lugar, a raíz del coronavirus, no podemos hablar a ciencia cierta de que pueda darse un verdadero divorcio financiero entre ambas potencias, considerando desde lo básico que una decena de las más grandes empresas mundiales de energía, producción automotriz y otras, se encuentran compuestas por capitales mixtos. Entonces difícilmente podría cerrarse la puerta para media empresa. Todo tiene que ver con todo…
Esto nos lleva con relación a lo que verdaderamente nos interesa y es que de acuerdo a que nuestros indicadores nos marquen inflación o deflación, estaremos ante ganancias o penas a la hora de contar nuestro activo dorado: el oro.
Para comenzar, habría que posicionarse de un lado u otro de la balanza, tomar partido por deflación o inflación. Aunque parece obvio, o al menos así lo ven unos cuantos cerebros financiero, la economía global se enfrenta bajo presiones deflacionistas, pero en realidad hay un debate abierto entre deflacionistas e inflacionistas como Adam Hamilton que nos advierten que llega una gran inflación por lo siguiente: Biden tanto en su campaña como a su reciente asunción, abogó por una reforma del sistema financiero para fortalecerlo y hacerlo más resistente a los altibajos del mercado, abriendo de este modo el juego, “La principal prioridad -dijo Geithner- será mejorar el sistema de regulación estadounidense”. Entonces, la lectura fue directa a la maquinita que antes mencionamos, consecuentemente el oro da señales alcistas y claro, evidentemente queremos ganar.
Ante tanto revuelo, y si en su caso aún no has podido determinar para qué lado se inclinará la balanza de precios, recuerda que el metal precioso que tiene guardado o que saldrás a buscar, es dinero REAL. Y en el entorno de suspenso frenético actual se huye de las deudas y se busca la marea calma, el Oro.
Quizás nos equivoquemos y tengan razón los deflacionistas, pero lo más seguro será lo siguiente: en ese caso, no nos haremos millonarios ni sacaremos ganancias sobredimensionadas, pero lo que es cierto e indiscutido es que no perderemos, sería algo así como salir inmune del divorcio controvertido. Todo va a depender, como dijimos al comienzo, si son o no falsas señales…
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